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PORCENTAJE MÍNIMO PARA EMISIÓN RADIAL DE MÚSICA NACIONAL Y DE RAÍZ FOLCLÓRICA Y TRADICIONAL ORAL


El señor TUMA (Vicepresidente).- Corresponde tratar el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que fija porcentaje mínimo de emisión de música nacional y de música de raíz folclórica y de tradición oral a la radiodifusión chilena, con informe de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.
--Los antecedentes sobre el proyecto (5491-24) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 46ª, en 1 de septiembre de 2010.
Informe de Comisión:
Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología: sesión 91ª, en 4 de marzo de 2014.
El señor TUMA (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El principal objetivo de esta iniciativa es promover la difusión de la música nacional, a fin de vigorizar esta expresión del arte nacional y la actividad laboral de sus creadores y expositores, para lo cual se pretende exigir a las radios la emisión diaria de un porcentaje mínimo de música nacional y de música de raíz folclórica y de tradición oral, que se fijó en 20 por ciento.
La Comisión discutió la iniciativa solo en general y rechazó la idea de legislar por tres votos contra dos. Se pronunciaron negativamente los Senadores señora Von Baer y señores Quintana y Cantero, y votaron a favor los Honorables señores Navarro y Walker (don Ignacio).
El señor TUMA (Vicepresidente).- En discusión general el proyecto.
Tiene la palabra el Senador señor García-Huidobro.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, antes de entrar a analizar la idea de legislar de esta iniciativa -soy uno de los autores de la moción que le dio origen, la que suscribí siendo Diputado-, creo que sería muy importante que ella volviera a la Comisión, porque hay muchos temas que no fueron abordados; por ejemplo, el relativo a la fiscalización.
Un proyecto tan relevante como este no puede dejar de considerar la existencia de un ente fiscalizador. Y para incorporarlo se requiere una indicación del Ejecutivo, por cuanto esta materia no es de iniciativa parlamentaria. De ahí la conveniencia de que el proyecto sea visto nuevamente por el órgano técnico, al objeto de que se lo perfeccione, después de lograr acuerdo entre quienes lo apoyan y quienes se oponen a él.
Por lo tanto, solicito que esta iniciativa vuelva a Comisión.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.
Luego consultaré a la Sala sobre la petición del Honorable señor García-Huidobro.


El señor QUINTEROS.- Señora Presidenta, este proyecto de ley pone en discusión varios aspectos que me parecen sustantivos.
Desde luego, nos permite debatir sobre la necesidad de brindar mayor apoyo a la música nacional. Pero también cabe preguntarse por el respaldo a las otras expresiones artísticas, como el teatro, el cine, la literatura, entre otras.
En efecto, si vemos más allá, notaremos que la cultura del país y de sus regiones se halla constituida no solo por sus expresiones artísticas, sino también por el conjunto de manifestaciones y modos de vida y de costumbres; por la forma como se relacionan las personas entre sí y con su entorno, y por los valores que sustentan la cultura.
Todo eso requiere apoyo.
El periodismo, por ejemplo, a través de noticieros que están en la memoria histórica de los chilenos, también merece apoyo, así como los programas de conversación y de difusión, incluso de tipo cultural. Sin embargo, ellos no se encontrarían afectos al porcentaje mínimo de emisión que se propone, porque este apunta solo a la música nacional.
Tiene sentido la obligación que pesa sobre la televisión de transmitir programas de producción nacional. Y de la misma manera debería operar respecto de la radiodifusión, pero abarcando el conjunto de dicha producción nacional y no únicamente la música.
Desde luego, son legítimas las dudas en materia de libertades cívicas, por cuanto -según algunos- esas cuotas afectarían la libertad de expresión. Pero en ello prefiero un Estado que promueva la identidad y la cultura nacional y regional antes que uno pasivo que entregue la decisión de lo que vemos y escuchamos a los concesionarios, incluso extranjeros, como ocurre hoy día.
Son válidas también, señora Presidenta, las aprensiones acerca de la efectividad de estas medidas, máxime si no hay formas claras de control o de fiscalización.
Por lo demás, en un mundo globalizado, con un desarrollo acelerado de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, muchas personas se preguntarán: ¿Tiene sentido un proyecto de ley que fija cuotas de música nacional a las radioemisoras chilenas?
Los jóvenes y bastante gente mayor bajan música, preferentemente, desde Internet, quienes, obviamente, no se verán afectados por esta normativa.
Además, resulta difícil fijar reglas para la actividad radial, cuando hoy podemos escuchar emisoras por Internet que transmiten desde cualquier parte del mundo.
En definitiva, de manera general, respaldo la idea de fomentar la producción nacional, no solo de música y no solo en la radio, sino también en la televisión y en todos los medios de que se disponga.
Comparto también la idea de que debe regularse la emisión de producción nacional y regional. Pero, para ello, podría utilizarse la institucionalidad que se ha dado el país (el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el Consejo Nacional de Televisión y otros organismos), la que ha de generar los espacios para que, con la participación de los distintos actores que intervienen en esta actividad (autores, artistas, productores, medios de comunicación), se regulen estas materias.
En cuanto al proyecto de ley en discusión, pienso que debiera reformularse, en lo posible con la participación de las mismas organizaciones representativas de autores y de radiodifusores. No veo intereses diametralmente opuestos. Y el Senado, a través de la Comisión respectiva, puede ser el espacio para alcanzar los acuerdos que tendrían que haberse logrado en otras instancias.
Apoyo la petición de que la iniciativa vuelva a su órgano técnico.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Guillier.


El señor GUILLIER.- Señora Presidenta, primero, debo reconocer que siento simpatía con un proyecto que pretende promover la música nacional. Pero las propuestas legislativas hay que evaluarlas en su mérito, razón por la cual hay que asegurarse de que cumplan con el objetivo planteado.
De la lectura de la iniciativa que nos ocupa -no participé de su análisis en la Comisión especializada, por lo que estoy dispuesto a continuar discutiéndola-, no me queda claro si lo que en rigor se busca promover es la música nacional o la actividad laboral de los músicos chilenos, elementos que se complementan pero que conforman dos materias distintas.
Si es lo primero, me extraña que en el articulado no haya una definición apropiada de "música nacional". Por lo tanto, no se entiende hasta qué punto se trata de la identidad nacional a través de la música o simplemente de un campo laboral que estaría amenazado por los compositores y autores extranjeros.
Insisto en que eso no queda resuelto. Sería conveniente precisar, entonces, cuál es el bien que queremos proteger y promover.
En seguida, en el Derecho comparado se observan países que sí han definido políticas para establecer sistemas de franja.
En lo personal, me rebelo naturalmente a todo lo que suena a obligación o a prohibición. Quizás, es propio de los periodistas.
No me gustaría que me obligaran a escuchar el resto de mi vida a Los Huasos Quincheros, por ejemplo. ¡Pienso en ellos y me acuerdo ustedes saben de quién¿!
El señor MOREIRA.- ¿De quién?
El señor GUILLIER.- ¡Del que Su Señoría está pensando¿!
Tampoco quisiera oír todos los días a grupos musicales que se van renovando o a otros que pasaron de moda. O sea, no puede existir, por distintos criterios, obligación en esta materia. Es normal que cambien los gustos y las afinidades.
Entonces, me parece que un proyecto de esta naturaleza no protegerá a los músicos nacionales si se obliga a escuchar a los de siempre. No veo cómo esto los beneficiaría. De hecho, se establecería una suerte de injusticia entre ellos. ¿Cuáles músicos serán difundidos? Los más conocidos. ¿Y qué pasará con aquellos que no lo son, quienes también reclaman falta de espacio?
Por lo tanto, se debe plantear cómo promover la música que tenga creatividad, con un mínimo estándar de calidad, con un mínimo acento de identidad. Pero, para ello, las obligaciones o el establecimiento de franjas son respuestas muy cómodas y excesivamente tradicionales.
A mi entender, lo que el país inició hace algunos años -o sea, generar fondos concursables, por ejemplo, para el desarrollo de medios de comunicación regionales, como pasó con la Ley de Prensa, o para la promoción de la música, del teatro, de las artes en general, como planteó el Senador señor Quinteros- avanza mucho más en una línea proactiva y moderna. Porque se pueden mejorar las glosas del Presupuesto para tales efectos, pero con un criterio de premio a la creatividad y a la calidad, tanto para los autores e intérpretes cuanto para los medios de comunicación que se comprometan en la difusión de esa música nacional, cuya definición -insisto- se halla pendiente.
Por consiguiente, estoy de acuerdo en legislar sobre esta materia. Pero enfocaría el proyecto más en la experiencia referida que en un campo al que no le veo mucha claridad para dónde apunta. Además, lo que se establece implicaría, eventualmente, una suerte de afectación a otras garantías y derechos constitucionales, como la libertad de expresión.
Esa es mi opinión sobre la iniciativa que nos ocupa.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Tuma.


El señor TUMA.- Señora Presidenta, nadie podría cuestionar el hecho de estar debatiendo un marco regulatorio para incentivar el conocimiento y la difusión de la cultura nacional.
Cuando los artistas me invitaron a apoyar este proyecto, me entusiasmé con la idea, pero les hice una observación: en mi opinión, se debe promover y difundir no solamente la música chilena, sino la cultura nacional, que es un concepto bastante más amplio.
En mi calidad de representante de la zona de La Araucanía, me preocupé de plantear un asunto -lo hago presente acá también- que tiene que ver con cómo nos encargamos de introducir determinadas condiciones en la iniciativa para que se considere también la expresión cultural de los pueblos originarios, aunque no sé cómo insertar eso en el articulado.
Simpatizo con la idea de buscar una fórmula para poner de acuerdo a los medios de comunicación con todos los artistas y representantes de la expresión cultural nacional, a fin de que surja una modalidad que les permita acceder, con facilidad, a la difusión de su arte, dado que no todos pueden hacerlo. No es muy conocido el artista local que no tiene cabida en los medios, y no hay forma de conseguir su promoción. De hecho, no lo veo incluido en las normas del proyecto que ahora analizamos.
A mi juicio, a través de esta propuesta legislativa, estableciendo un acuerdo entre los radiodifusores y los artistas, podríamos no solo promover la música chilena, sino también incorporar programas de difusión y fomento de las tradiciones culturales, especialmente las asociadas a los pueblos originarios.
También debemos precisar los mecanismos que permitan hacer cumplir un precepto o una política de difusión de la cultura nacional, que garanticen la promoción de los nuevos creadores y no se imponga solo la lógica del rating y de la recaudación, la cual es legítima. Sin embargo, no basta este único elemento para generar un proyecto que asegure un incentivo al conocimiento de nuestra cultura.
En concreto, creo que no es adecuada la discusión que se ha producido, basada en una confrontación entre las radios y la música chilena; más aún, cuando varias radioemisoras locales y regionales ya cuentan con una programación que, en algunos casos, supera el 20 por ciento de música nacional.
Por eso, propongo que se evalúe realizar un nuevo debate; que se exploren mecanismos de acuerdo -en mi opinión, no basta difundir solo la música nacional; deben incluirse otras expresiones culturales posibles de transmitir a través de un medio de comunicación como la radio-, y que mejoremos la iniciativa, la cual, en términos técnicos, presenta problemas de aplicación -sobre todo, al no precisar qué entidad va a fiscalizar el cumplimiento de la norma- y la falta de un adecuado mecanismo de investigación y reclamación frente a las multas y sanciones, entre las que se incluye caducar la licencia.
Estoy por la difusión y el fomento de la música y de todas las expresiones culturales del país. Nuestras comunidades lo necesitan; los creadores jóvenes y emergentes lo reclaman; los exponentes de las tradiciones ancestrales lo requieren con urgencia. Pero no podemos limitar la discusión solo a una fórmula de mayores ingresos o a incentivar que los más escuchados, los más populares y legitimados en el mercado de masas, se consoliden. Tenemos que dar la oportunidad de promover mayor diversidad, mayor riqueza cultural.
Por eso miro con simpatía la idea de legislar. No obstante, veo que este proyecto no cumple con todos los requisitos, cosa que podríamos mejorar en el debate en particular. También comparto la petición de que la iniciativa vuelva a Comisión.
En todo caso, señora Presidenta, me han advertido que mi participación en sociedades que poseen la propiedad de una radioemisora me impide pronunciarme en esta materia, razón por la cual me inhibiré al momento de la votación.
Muchas gracias.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señora Presidenta, el proyecto de ley en discusión, en el fondo, busca mejorar la recaudación que les corresponde a los artistas nacionales por concepto de derechos de autor.
Esa mayor recaudación sería factible si la única entidad en Chile encargada de cobrar dichos recursos, la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, repartiera un porcentaje mayor a los autores y ejecutores nacionales y uno menor a los extranjeros, al contrario de lo que existe hoy en día.
Sobre el tema de la defensa del artista nacional, creo que hay cuestiones bastante más de fondo -la presente iniciativa no las incluye- que lo afectan mucho más, en especial en lo relativo a los recursos a los que accede por sus creaciones.
El primer factor, sin duda, que aqueja a los artistas nacionales y, también, a los extranjeros radica en que en nuestro país existe por ley un sistema de cobro de derechos de autor entregado a una única entidad, denominada "Sociedad Chilena del Derecho de Autor".
Pues bien, dicha institución, con toda seguridad afirmada en su monopólica situación concedida por ley, cobra a todos los artistas que representa un 30 por ciento de lo recaudado, por concepto de administración -¡30 por ciento!-, porcentaje que, en la práctica, significa 7 y medio millones de dólares al año. Esta cifra me parece, a lo menos, exagerada.
Mi pregunta es: ¿qué pasaría con las utilidades de nuestros artistas si la SCD cobrara 10 por ciento por el mismo concepto?
Reitero: son más de 7 y medio millones de dólares anuales los que recauda por el 30 por ciento. El 70 restante se distribuye: lo más, para los artistas internacionales y lo menos, para los nacionales.
La segunda cuestión que afecta a nuestros artistas es que la forma como la Sociedad Chilena del Derecho de Autor decide repartir los dineros que recauda entre chilenos y extranjeros tiene nula transparencia. ¡Nula! Y pese a las insistencias de muchos afectados por clarificar la situación, ello no se ha podido lograr, lo que sin duda perjudica al mercado, en general, y a los artistas nacionales, en particular; sobre todo, porque de seguro la SCD privilegia el pago a extranjeros para cumplir sus obligaciones con sociedades de autor internacionales a las cuales se encuentra asociada.
Por tanto, más allá de la difusión de la cultura nacional y local, lo cual valoro, considero que e1 objetivo del proyecto de ley debiera ser mejorar la situación económica de los artistas chilenos. La iniciativa que nos ocupa, desgraciadamente, no cambia en nada esa situación.
Señora Presidenta, junto con sumarme a la voluntad de perfeccionar mucho más el proyecto de ley, dejo constancia de que en esta materia tengo una inhabilidad. En efecto, uno de mis hijos es propietario de medios de comunicación. Y, según el artículo 5° B de la Ley Orgánica Constitucional del Congreso Nacional: "Los miembros de cada una de las Cámaras no podrán promover ni votar ningún asunto que interese directa o personalmente a ellos o a sus cónyuges, ascendientes, descendientes o colaterales hasta el tercer grado de consanguinidad y el segundo de afinidad, inclusive, o a las personas ligadas a ellos por adopción".
No obstante tener esa inhabilidad para votar, debo decir que este proyecto es absolutamente necesario, pero necesario en el sentido de que en nuestras manos está la posibilidad de mejorar las condiciones de los artistas nacionales.
Lo que ingresa anualmente a la Sociedad Chilena del Derecho de Autor es del orden de 25 millones de dólares. Esa es la cifra que administra esta empresa monopólica, única. Y solo por concepto de administración cobra el 30 por ciento -7 millones y medio de dólares-, en circunstancias de que esa plata perfectamente podría distribuirse mejor a artistas de regiones o a otros que están comenzando su carrera; porque no todos reciben aporte. Y cuando se ha querido transparentar esta situación, ello no ha sido posible.
Quiero que este proyecto, tal como se pidió, vuelva a Comisión, pero para ser mejorado. Y si no, señora Presidenta, pienso que existe la oportunidad única de llegar a un acuerdo nacional, el que no necesita una iniciativa de ley. Se trata de un acuerdo en que ambas Cámaras, junto con la gente ligada a los medios de comunicación y los propios artistas, logren una fórmula que no signifique una imposición, sino que sea un agrado al permitir mejorar las condiciones económicas de los artistas nacionales.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.
El señor LARRAÍN.- ¿Me permite, señora Presidenta?
La señora ALLENDE (Presidenta).- ¿Es un asunto de Reglamento, señor Senador?
El señor LARRAÍN.- Así es.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor LARRAÍN.- Señora Presidenta, entiendo que se solicitó que el proyecto volviera a Comisión. Si eso se va a producir, sería mejor no seguir con la discusión. Y de rechazarse la petición, entonces podríamos continuar con el debate.
Por tanto, sugiero que se someta a votación la solicitud planteada.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Lo que pasa, señor Senador, es que se encuentra inscrito para intervenir el Honorable señor Quintana. Una vez que lo haga concluirá el Orden del Día.
Iba a referirme justamente a aquello cuando terminara la exposición de Su Señoría.
El Senador señor García-Huidobro pidió remitir la iniciativa a Comisión. Y el proyecto es de artículo único. Así que ese órgano técnico podría tratarlo en general y particular en el primer informe y, por supuesto, será posible presentar indicaciones. Posteriormente, cuando la iniciativa vuelva a la Sala habrá que ver si existe mayor consenso respecto de ella.
Pero eso tenemos que decidirlo ahora, en la Sala. Pienso hacer la consulta cuando termine de exponer el Honorable señor Quintana, a quien le doy de nuevo la palabra.


El señor QUINTANA.- Señora Presidenta, en primer término, deseo destacar la disposición del Senador García-Huidobro, quien, siendo uno de los autores de esta iniciativa junto con el Diputado Enrique Estay y otros miembros de la Cámara Baja, planteó hoy que su texto puede perfeccionarse, mejorarse. ¡Y cómo no, si contenía otras disposiciones, las que fueron eliminadas!
Creo que faltó un poquito de cuidado cuando se presentó este proyecto. Por eso se suprimieron todas las normas relativas a fiscalización.
Sin embargo, el resultado de esta política pública -en definitiva es un proyecto de ley; sancionatorio, desde luego- se traduce en dejar en un tercero, en un ente privado, su regulación.
Eso a mí me genera mucho ruido. Por lo mismo, comparto las aprensiones que han manifestado en esta Sala los Senadores Guillier y Quinteros.
Acá, señora Presidenta, en ningún caso el problema es entre los músicos y quienes están en contra de la música (como algunos han tratado de presentarlo durante mucho tiempo).
Esa posición implica, en verdad, bajar un poquito el nivel del debate. Lo digo porque en este Hemiciclo he escuchado a Senadores que han expresado solo aprensiones por los términos en que se encuentra esta iniciativa.
Sin embargo, pienso que nadie está contra la música.
La cuestión radica en que no se define bien lo que se va a entender por "música nacional".
Por ejemplo, mañana se presentará Paul McCartney en Chile. Yo podría interpretarlo.
El señor MONTES.- ¡Por favor, no¿!
El señor TUMA.- ¡Por favor¿!
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- ¡No lo haga¿!
La señora VON BAER.- ¡No¿!
El señor QUINTANA.- Y eso se consideraría música chilena para los efectos indicados.
¡El reguetón, cantado por cualquiera de los Senadores de enfrente, también podría ser calificado como tal¿!
¡Además, sé que el Senador Espina interpreta muy bien la bachata¿! Y ello sería considerado música chilena.
Entonces, este no es un proyecto que permita incentivar la música nacional. Para eso está la normativa aprobada por el Congreso hace algunos años: la Ley sobre Fomento de la Música Chilena, que no funciona. Y por ello entiendo la motivación que tuvieron algunos parlamentarios cuando presentaron esta iniciativa, pues constataron que ese cuerpo legal no estaba funcionando.
Por lo tanto, aquí el asunto no es contra los músicos.
El Senador Bianchi planteó algo bastante cierto: la administración de los recursos la asumirá un tercero, un privado con características monopólicas.
Yo sé que es incómodo señalarlo. Pero, bueno, ¡qué más da! ¡Después de lo de la "retroexcavadora" uno puede decir cualquier cosa, más aún en un debate como este¿!
Señora Presidenta, hoy existe un monopolio de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, que recauda anualmente del orden de 25 millones de dólares.
¿Cómo recibe esos dineros?
Lo mencionaba alguien recién.
Provienen en parte de aporte de las radios. ¿Y cuánto le significa eso a una emisora modesta de la Región de Aysén? El 3 por ciento de su facturación. Y los recursos pertinentes, que no son menores, pasan directamente a la SCD.
¿De dónde más recibe ingresos la Sociedad Chilena del Derecho de Autor? ¿Cómo llega a esa "torta" de 25 millones de dólares al año?
La televisión le paga el 1 por ciento de su facturación anual; las radios, el 3 por ciento; los espectáculos abiertos, el 5 por ciento. Todos los espectáculos de este tipo que tienen lugar en Chile cancelan el 5 por ciento. El retail -cuando uno va a un centro comercial puede escuchar música ambiental- también contribuye, al igual que las fuentes de soda o cualquier restorán.
El punto estriba en quién fiscaliza el mecanismo.
El señor LETELIER.- No todos pagan.
El señor QUINTANA.- En efecto, como dice el Senador Letelier, no todos pagan.
Por cierto, como no existe manera de fiscalizar aquello -no la hubo antes, ni tampoco la contempla este proyecto-, finalmente el asunto se traduce -y todos lo sabemos- en un chequecito mensual.
Lo que se les ha dicho a los artistas, especialmente a los emergentes, es que ahora sí recibirán lo que nunca les dieron.
Pero no es así: no van a recaudar dinero. Porque en una parrilla de media hora, donde habrá que emitir 20 por ciento de música nacional y folclórica, habrá espacio para dos temas.
A mí me gustan Los Vásquez, y también Los Bunkers. A ellos les va a ir bien, ya que son artistas consagrados. Pero ninguna radioemisora arriesgará su popularidad, su rating. Porque finalmente de eso se trata.
Este proyecto tiene una lógica economicista: lo único que hace es generar mayor recaudación. Nada más. Nadie sabe cómo se distribuye el dinero.
En efecto, la ley establece que el 30 por ciento de esos 25 millones de dólares son para la administración de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor.
¡Caramba! ¡El 30 por ciento!
¿Y cómo se distribuye el 70 por ciento restante? Entre todos los músicos de Chile y del resto del mundo.
Entonces, si hay un debate que debe llevarse adelante hoy día es el relativo a la música, a cómo el Senado se compromete en tal sentido, pero no en este proyecto, porque no considera herramientas para fiscalizar (en educación tuvimos la misma discusión con respecto a la Superintendencia del ramo).
¿Hay sanciones? Sí. ¿Pero cuál es el marco regulatorio? ¿Qué norma se va a contravenir?
Señora Presidenta, se dice que nos queremos comparar con otros países. Sí. Venezuela -el Senador Navarro no está en este momento en la Sala- cuenta con una ley así. Con Argentina, son las dos naciones que en el último tiempo han generado una normativa como esta.
Seamos claros: Australia, Francia, Nueva Zelandia cuentan con una legislación sobre la materia desde los años 60, 50, cuando la radio era el único canal para transmitir música. Hoy, debido a las tecnologías y al consumo musical masivo, ya no lo es.
Por lo tanto, estimo que aquel debate es tremendamente pertinente; hay que hacerlo.
Sé que no todos los músicos están dentro de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor. Muchos artistas emergentes no la integran. Y creo que la manera de ayudarlos -como lo dijo recién un Senador- es permitirles grabar en mejores condiciones, con sellos de calidad, en fin. Y todo eso lo podemos hacer.
En definitiva, señora Presidenta, considero que este proyecto no les cambiará la vida a nuestros músicos emergentes, a quienes debemos apoyar. Los que hoy día no están sonando en las radios no van a sonar por esta vía.
En virtud de lo anterior, pienso que el planteamiento mayoritario de los Senadores es volver la iniciativa a Comisión o, sencillamente, no aprobarla.
He dicho.
La señora ALLENDE (Presidenta).- Señoras Senadoras y señores Senadores, terminó el Orden del Día. Por lo tanto, a pesar de que hay seis inscritos, la Mesa no seguirá otorgando la palabra. Me parece que lo prudente y lógico es que todos ellos ejerzan mañana su derecho a intervenir.
En consecuencia, seguiremos la discusión en la sesión ordinaria de mañana, respetando la lista de inscritos, quienes incluso se encuentran en este momento en la Sala.
El señor ORPIS.- Señora Presidenta, ¿la iniciativa quedaría para el primer lugar de la tabla?
La señora ALLENDE (Presidenta).- No, Su Señoría: en el segundo lugar. Porque primero está el proyecto que establece funciones y atribuciones para el Presidente del Consejo Regional, que tiene "discusión inmediata".
--Queda pendiente la discusión general del proyecto.