Juegos ancestrales como deportes nacionales vuelve a Comisión de Educación
Los congresistas presentes en la Sesión Ordinaria valoraron la propuesta pero insistieron en la pertinencia de conocer la opinión de los propios pueblos originarios respecto a qué se consideran “juegos ancestrales”.
24 de diciembre de 2022
Hasta el 5 de enero de 2023 tendrán plazo los senadores y el Ejecutivo para presentar indicaciones al proyecto que reconoce como deportes nacionales a los juegos deportivos ancestrales de los pueblos originarios. Ello luego que la Sala aprobara en general la iniciativa por unanimidad.
Ahora, el texto en primer trámite volverá a la Comisión de Educación y Cultura donde se perfeccionará su articulado. De hecho en el debate de la sesión ordinaria, los congresistas insistieron en la necesidad de realizar una consulta indígena, o a lo menos, escuchar a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) para saber su parecer sobre la norma.
Cabe recordar que el texto de autoría de los senadores Francisco Chahuán, Carmen Gloria Aravena, Yasna Provoste, José García Ruminot y Jaime Quintana, introduce en la ley del Deporte, las prácticas que realizan colectividades como las mapuches, yamarás, quechuas, atacameñas, collas, diaguitas y rapanuis, entre otras, todo ello con el fin de conservar nuestro patrimonio cultural inmaterial.
Así la iniciativa hace referencia a los mapuches indicando que “practican el palín, en el cual se usa un bastón, también denominado chueca y una bola, el cual fue considerado incluso como un juego que en ciertas circunstancias, tenía el carácter de sagrado.
Entre los aymarás, quechuas y atacameños, más que actividades deportivas propiamente tales, tienen gran relevancia los bailes ligados a las festividades religiosas. Los collas y diaguitas gustaban de adquirir destrezas, a nivel de la motricidad requerida para las actividades propias de la vida rural, y en este mismo contexto han desarrollado competencias basadas en la fuerza física.
Los rapanuis, al igual que los mapuches, son los que más han mantenido los deportes ancestrales, que se practican hasta el día de hoy, y que se desarrollan principalmente durante la Tapati, o fiesta típica que se realiza en el mes de febrero de cada año en dicha posesión insular.
Entre estos deportes, son dables de destacar el vaka tuai, que consiste en recrear una embarcación tradicional y posteriormente, viajar en ella; el haka pei, competencia en la cual los jóvenes se deslizan en troncos de plátanos, alcanzando grandes velocidades y el pora, o competencia de nado sobre un flotador de totora”.
La senadora Yasna Provoste entregó el informe de la norma explicando que “en el marco del debate en la Comisión de Educación se pidió la opinión de la Conadi, la que no respondió. El ministerio del Deporte nos explicó que esto no implica el acceso a fondos públicos”.
Una vez abierta la votación, hicieron uso de la palabra los siguientes senadores:
“¡Tanto tiempo hubo que pasar para que se viera en Sala este proyecto!. Se trata de reconocer la multiculturalidad. Estos son los signos que hay que dar. Los juegos ancestrales deben ser promocionados como la cultura viva presente, son parte de la deuda histórica que tiene el país con los pueblos originarios”.
“En el currículum escolar no se contempla conocer el arte, el deporte, la lengua originaria, especialmente en mi región de La Araucanía. La convivencia de los mapuches y no mapuches sería distinta si hubiera un acercamiento real. Ojalá que esto ayude a ese acercamiento”.
“Este proyecto es declarativo porque no hay consulta indígena sobre qué se entiende por juegos ancestrales. Esta declaración no entrega el carácter de actividad deportiva que les permita a sus jugadores acceder a recursos. A pesar de ello, aprobamos la intención de esto”.
“No todos estos juegos son competitivos, muchos son recreativos. Hay que fomentarlos antes que desaparezcan, hay que dar las facilidades para que se desarrollen. El juego es un fenómeno cultural que transmite valores y costumbres. Se obliga al Estado a incrementar el patrimonio cultural a través de esta expresión”.
“Creo que hay variantes que no se han planteado. Estoy hablando de cómo se les hace partícipe de concursos, fondos. Me preocupa que siempre esté la mirada colonialista que es más folclórica que de reconocimiento. Es delicado despachar esto sin consultar a la Conadi, el Consejo de este organismo o no se haga una consulta indígena como tal”.