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He Dicho:

Senador Claudio Alvarado: "me voy con la tranquilidad de haber actuado con juicio"

Los dos años que estuvo en el Senado, los cataloga como una oportunidad única para contribuir a gestionar soluciones a las demandas de aquellos que representó y, a quienes no conocía pero terminó sintiéndolos cercanos.

19 de marzo de 2022

Si hay alguien que ha podido demostrar sus capacidades políticas y personales en distintos roles es Claudio Alvarado Andrade. Como alcalde, diputado, subsecretario, ministro y senador; representante del oficialismo y la oposición, ha sido testigo y protagonista de grandes acuerdos políticos y cambios históricos. A días de dejar su escaño en la Cámara Alta, hizo un balance de estos últimos años donde se caracterizó por recorrer de punta a cabo los territorios que representó.

 

El día que se despidió de sus colegas en la Sala de Sesiones, el entonces senador Alvarado recordó las circunstancias en que le tocó reemplazar al ex legislador Víctor Pérez Varela, quien en agosto de 2020 fue designado ministro. “Mi partido (UDI) me pidió ser senador por la región del Ñuble y, en realidad, no conocía ese territorio, entonces me propuse conocer cada localidad –las 21 comunas- y como no sabía nada, me decían en broma: vas a tener usar Uber para llegar”,  y él solo sonreía entre las carcajadas de sus colegas, porque en realidad solo le habían impuesto una nueva tarea para conocer a quienes debía representar.

 

En este ciclo de entrevistas, "He Dicho", el ingeniero comercial de 62 años, aseguró que asumió “este cargo con profundo sentido de responsabilidad (…) me dediqué mucho tiempo a recorrer la zona que representé, compartir con los vecinos, conocer sus necesidades, transparentar sus inquietudes y gestionar ayudas. Saber quién es quién y sentir esa cercanía que solo da la interacción personal para conocerse de verdad”.

 

En tal sentido, fue testigo privilegiado de la consolidación de Ñuble como región, de hecho reconoció que “el Biobío es una región muy grande, por lo que costaba mucho que las distintas necesidades de sus electores se vieran concretadas. También lo presupuestario se veía afectado. Cuando surge la región del Ñuble que es una de las más pobres del país, la realidad cambió porque los problemas comienzan a resolverse a nivel local”.

 

BALANCE

 

Cuando se le pide hacer el ejercicio de recordar su vida pública, miles de imágenes se le vienen a su mente y sin dudarlo comienza su relato: “A los 25 años asumí como alcalde en una comuna rural muy pequeña de 10 mil habitantes: Quemchi; y luego el año 1994 llegué al Parlamento donde fui elegido –cuatro veces- para representar a las provincias de Chiloé y Palena y ahí conocí los problemas del día a día. Luego, desde el poder Ejecutivo, tuve la ocasión de estar en varios ministerios y sobre todo en la Subdere, donde lo territorial enseña”, manifiestó proponiendo para sí mismo un eslogan que resuma su trayectoria: “De Chiloé a las grandes ligas”.

Si hay algo que lo identifica es su sentido del humor campechano y la humildad de aquel joven chilote de corazón que no se “marea” porque asume los desafíos con responsabilidad.

 

Y hablando de su tierra natal, graficó su compromiso diciendo: “soy de los que trabajan a mil 200 kilómetros de distancia”. Eso quiere decir que nunca ha dejado de vivir en Castro y aunque su trabajo esté en Santiago, todos los sábados se va a su casa y vuelve los domingos. Y, el poco tiempo que tiene, lo dispone para su familia.

 

Cuando renuncié al Ministerio de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), en mi casa todos estaban felices porque era el momento de estar juntos. Los niños necesitan afecto, acompañamiento diario. Pero a los pocos días estaba en el Senado tropezando con la misma piedra”, relató destacando el apoyo de sus cinco hijos, quienes se sienten orgullosos de su trayectoria pero también han debido soportar los sinsabores de la vocación de su padre.

 

Emocionado y orgulloso adelantó que se dedicará a regalonear a su nietos más pequeños de 9 y 10 meses. “Voy a estar en Castro feliz, sin tener que responder a presiones públicas. Veré a mis nietos. La vida compensa. No me voy con la ansiedad de dejar el servicio público, me voy con la tranquilidad de haber actuado con juicio”, reconoció.

 

¿Y escribir algún libro o memoria? Claudio Alvarado dice que no es lo suyo pese a tener material de sobra. Comentó que participó de muchísimos acuerdos en circunstancias muy críticas para el país. “Tengo muchos apuntes y fotos, pero me los dejo para mí. Le contaré esas cosas a mis nietos. Mi memoria ha guardado muchos momentos. En el Senado he pasado mucho, pero me quedo con grandes enseñanzas y con la mejor impresión de todos. Eso también lo atesoraré”, manifestó sencillo y agradecido como desde el primer día que ocupó el sillón edilicio de Quemchi.

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