Día del Patrimonio: Ex Congreso abre sus puertas hacia la historia
¿Sabía que la sede del Parlamento entre 1876 y 1973 fue construida sobre los terrenos que pertenecían a los jesuitas en el siglo XVI?. Este domingo el ex Congreso formará parte del recorrido en el marco de una nueva versión del Día del Patrimonio Cultural.
24 de mayo de 2014Entre las 10 y las 15 horas de este domingo 25 de mayo, el ex Congreso Nacional abrirá sus puertas a quienes deseen interiorizarse de la historia de la que fuera sede del Poder Legislativa entre 1876 y 1973. Esto en el marco de la celebración del Día del Patrimonio Cultural.
Allí quedó plasmada gran parte de las tradiciones republicanas que nos acompañan hasta nuestros días y dentro de sus paredes se guardan numerosos episodios de nuestra historia, así como anécdotas y hasta los estragos que provocó un incendio en 1895 y varios terremotos a lo largo del siglo XIX que obligaron a inaugurar dos veces el edificio.
Los terrenos que ocupa el edificio del ex Congreso Nacional pertenecieron a los jesuitas en el siglo XVI. Originalmente, varias capillas y templos se inauguraron en el lugar. El terremoto de 1730 dejó en pésimas condiciones los edificios de adobe, y cuando ya concluían las labores de reconstrucción, esta orden religiosa fue expulsada del país.
Durante el gobierno de Manuel Montt, se tomó la decisión de construir un edificio exclusivo para el Congreso Nacional en el solar que perteneció al Instituto Nacional. Con anterioridad, entre 1811 y 1876 el Legislativo tuvo numerosas sedes: Palacio de la Real Audiencia y Tribunal del Consulado, en Santiago y el templo de Santo Domingo en Valparaíso.
En el año 1857 se dieron inicio a los primeros trabajos. El estudio del proyecto estuvo a cargo del arquitecto francés Claude Francois Brunet des Baines, contratado por el gobierno en 1848, pero su repentino fallecimiento en 1855 ocasionó que el también francés Lucien Hénault lo reemplazara.
La construcción continuó hasta su paralización por falta de fondos en 1860. La obra inconclusa quedó con sus muros construidos hasta el nivel del primer piso. Pero fue el fatídico incendio del templo colindante, la iglesia de La Compañía, en 1863, el que postergó por varios años más, la construcción del Parlamento.
La dimensión de dicha tragedia generó numerosos cambios, entre ellos, la creación de un primer cuerpo de Bomberos en Santiago y la dolorosa decisión de echar abajo los restos de dicha iglesia y no volver a construir nada en su lugar, excepto la instalación de un memorial para las casi 3 mil víctimas.
Solo 10 años después, el arquitecto del gobierno Manuel Aldunate fue el encargado de proseguir la obra, rehaciendo parte de ella debido a su deterioro por el paso del tiempo, y modificando parte del proyecto original. Se orientó la Cámara de Diputados hacia calle Bandera considerando el solar continuo como jardines.
No obstante, fue el arquitecto italiano Eusebio Chelli quien concluyó el edificio para el año 1876. Finalmente, el 1 de junio de 1876, durante el gobierno de Federico Errázuriz Zañartu el imponente edificio de estilo neoclásico fue inaugurado.
El ala poniente fue ocupada por el Senado y el ala oriente por la Cámara de Diputados. Entre ambas se encuentra el Salón de Honor, lugar de reunión del Congreso Pleno. Además, desde 1883, en el segundo piso del edificio funciona la Biblioteca del Congreso Nacional.
Un voraz incendio destruyó gran parte del inmueble el 18 de mayo de 1895. El siniestro había comenzado en las oficinas de la planta alta del Senado (sector de calle Morandé). Las pérdidas tanto tangibles como patrimoniales fueron cuantiosas, ya que prácticamente todo el mobiliario del Senado y su alhajamiento quedo reducido a cenizas; al igual que la Biblioteca y los archivos del Congreso, el del Senado se llevó la peor parte ya que fue consumido por las llamas en su totalidad. (Revise el portal de historia política legislativa de la BCN)
En cuanto a los objetos de valor patrimonial se perdieron objetos invaluables, tales como, la mesa que usó O’Higgins en su abdicación, el archivo de la Dirección General de Obras Públicas, donde se guardaban los planos de las obras públicas realizadas desde la independencia, además de los proyectos a ejecutarse, más las estatuas de mármol de Sócrates y David.
Alcanzaron a ser salvados de las llamas los archivos de la Cámara de Diputados, los muebles y estanterías y algunas de las lámparas de bronce. En el Senado llamó la atención cómo se salvó el gran reloj de su Sala de Sesiones.
El hecho, obligó a ambas Cámaras a buscar nuevos locales en donde seguir funcionando, de esta manera, el Senado y la Cámara de Diputados comenzaron a sesionar en el Salón de Honor de Universidad de Chile.
Con el correr de las semanas, la Cámara de Diputados permaneció en la Universidad de Chile, mientras que el Senado se trasladó al edificio donde funcionaba la Sociedad de Fomento Fabril, la Sociedad Nacional de Minería i el Consejo de la Quinta Normal de Agricultura.
En tanto, el 5 de julio de 1895 fue promulgada por el Presidente Jorge Montt, la ley que "destinaba la cantidad de veinte mil pesos a cubrir los gastos de instalación provisoria de la Cámara de Diputados".
Por su parte, el 2 de septiembre del mismo año, la Cámara de Senadores también obtenía recursos para atender los gastos que implicaba su instalación, el Congreso Nacional y el Presidente aprobaron la cantidad de cinco mil pesos para los gastos de transformación del edificio mismo; y de dos mil pesos para costear los gastos de traslación de los organismos que funcionaban allí, más el costo de arriendo de un nuevo edificio.
Ante la urgencia de comenzar cuanto antes la reconstrucción del edificio, el 29 de julio de 1895, el gobierno a través de la Dirección General de Obras Públicas, informó de la contratación de los arquitectos Emilio Doyere y Eugenio Joannon, para que realizaran la confección de los anteproyectos de reconstrucción del edificio del Congreso Nacional.
Eugenio Joannon presentó dos proyectos firmados conjuntamente con el arquitecto Carlos Von Moltke. En uno de ellos se proponía la reconstrucción del edificio con la adición de una cúpula central, la que tendría un costo de $ 585.750 pesos, mientras que la otra propuesta presentaba la extensión de dos alas hacia la calle Catedral, con un costo de $ 991,581 pesos.
Por su parte, el anteproyecto de Emilio Doyere, conservaba los contornos del edificio, pero suponía el cambio de nivel de los pisos, cambiando el piso bajo en un zócalo, i dejando un solo piso principal. La ejecución de este proyecto originaría un desembolso de 694.203 pesos.
Por la elaboración de los ante - proyectos de reconstrucción del edificio del Congreso Nacional, la Dirección de Obras Publicas canceló a Emilio Doyere, Eugenio Joannon y Carlos Von Moltke, la cantidad de cuatro mil pesos a cada uno.
Pese a los sendos planos presentados, la reconstrucción no fue fácil porque todos los proyectos sufrieron reparos venidos desde ambas Cámaras, lo que provocó que el Ministerio del Interior, contratara (4 de febrero de 1896), al arquitecto Carlos Bunot, para que confeccionara el proyecto definitivo, considerando los ante proyectos y las opiniones salidas desde las Cámaras.
Carlos Bunot confeccionó así un nuevo proyecto que fue aprobado el 9 de abril de 1896, por el Consejo de Obras Públicas. “El presupuesto incluido en el proyecto de Carlos Bunot, llegó a quinientos setenta i siete mil seiscientos cuarenta i cinco pesos, en lo que a obra gruesa respecta, mientras que el presupuesto de instalación complementarias, calefacción, luz eléctrica, etc. i decoraciones accesorias llegó a ciento treinta mil setecientos cincuenta i seis pesos”(Ministerio de Obras Públicas)
Carlos Bunot, pasó a ser el arquitecto exclusivo de las obras de reconstrucción del edificio del Congreso Nacional, tras ser autorizada su contratación a la Dirección de Obras Públicas, el 11 de agosto de 1896. Su remuneración ascendió a cinco mil pesos anuales $5,000.
La liberación de recursos económicos, para solventar la reconstrucción del edificio del Congreso Nacional, comenzó en los últimos días de diciembre de 1895, cuando el Congreso Nacional autorizó al Presidente Montt, para que invirtiera la cantidad de quinientos ochenta i cinco mil pesos en lo concerniente a las obras. (Memoria del Ministerio de Industria i Obras Públicas)
No obstante, a medida que avanzaban las obras hubo que autorizar diversos suplementos presupuestarios para la reconstrucción definitiva del edificio. Es así como en enero de 1901, el Congreso Nacional autorizó al Presidente Federico Errázuriz Echaurren, para invertir la suma de sesenta i dos mil cuatrocientos treinta pesos setenta i dos i medio centavos, en la terminación de las obras del edificio del Congreso Nacional.
Con la obras de reconstrucción sobre los muros del edificio dañado y de acuerdo al proyecto del arquitecto francés Carlos Bunot, el ex Congreso fue inaugurado, por segunda vez, en el año 1901 por el Presidente Federico Errázuriz Echaurren.